Leer debe ser una experiencia acogedora, debemos de sentirnos con la libertad de imaginarlo todo, de que uno está viviendo una aventura inusitada o al menos, así debería ser frente a una novela, un cuento o ante cualquier texto narrativo, pero cuando uno está frente a un poema o colección de poemas, deberíamos olvidar toda secuencia cronológica y centrarnos en las sensaciones, en la música, en las imágenes o en las frases sobresalientes e inesperadas que nos vuelan la cabeza.
Justo eso me sucedió al leer “Varia perversión” de Frank Motosierra, me hipnotizó al grado de experimentar todas las heridas y emociones de los temas tabús que aquejan nuestra época, con una perspectiva casual y demoledora.
Parece que Frank es un misterio, pocos saben de su existencia, qué come, bebe o cuáles son sus series favoritas, para conocerlo más tendríamos que contactar a la editorial, pero como tú y yo somos cómplices muy cercanos, te diré que la mejor forma de interactuar con Frank es utilizando un intermediario, un tipo que no le dé miedo bajar a las alcantarillas y ensuciarse, porque es ahí donde intuyo que habita Frank Motosierra, no lo veo en mi mente en un campo de aguacates o de azucenas, pero sí que me parece la clase de tipo que incendia un llano con un cigarrillo de mariguana, aunque también, me lo imagino como un cazador de cucarachas cósmicas y canguros psicodélicos, jamás lo vería como un tipo de oficina o de academia, pero regresando a las complicidades, la mejor manera de conocer al autor, es a través de Jaime Jordán Chávez, el otro poeta de letrinas, que además de cazar monstruos que viven en el cielos, es un coleccionista de amigos con perfiles un tanto tóxicos, por algo tenemos una buena relación, por ello, quién más podría ser nuestro intermediario, quién más nos contaría los secretos de un personaje que desde su primer libro es una presencia mítica y por demás provocativa; quién más sería nuestro guía turístico en el Disneyland de los baños sucios y la explotación petrolera y laboral.
Jaime Jordán Chávez es el elegido, quien como Juan Gelman y su Sidney West, nos puede compartir el pensamiento y el humor de un Frank Motosierra hermano del “Joker” de Todd Phillips, mientras vemos cómo se hunde la ciudad, se incendia un bosque de pinos o desaparece otro estudiante de la región sur de Jalisco. Entonces, para obtener el libro de 46 páginas, el camino más corto es a través de los Instagram de Jaime Jordán y el de Frank “Saiko” Motosierra, tal y como yo lo conseguí. El volumen 013 de 030, con una portada tan sangrienta como infantil y hojas interiores en su mayoría de color rosa.
Del libro puedo decir que ha sido una experiencia reflexiva y brutalmente hermosa, la capacidad del autor por romper esquemas, hablar de temas políticamente incorrectos y crear imágenes que coquetean entre lo absurdo, la soledad, lo pueril y la violencia humana más deleznable, me resultó estimulante, al final, no estamos solos y no somos los únicos en presenciar las miserias de nuestra era, y eso debe ser un reto para todos, un reto para deconstruir esa realidad en la que abundan los actos perversos, un reto para fomentar los actos de amabilidad, compasión o ternura, y que si no lo logramos, al menos pusimos el dedo en la llaga y no nos escondimos viendo videos de #miprimerachamba.
Debo decir que sí quiero conocer a Frank Motosierra, decirle que ya no beba tanto, que deje la Maruchan, que pruebe dar clases presenciales en escuelas públicas o privadas, tal vez me reviente la cara con una botella de cerveza artesanal o con un bolis, pero estaré y seré consiente de mis actos, al fin de cuentas, ya estoy inscrito en la Liga Interestelar de los Poetas Mediocres y tendré siempre sus poemas, que me recordaron que hay algo muy enfermo dentro de nuestros corazones, algo que debemos aceptar, señalar y, tal vez, reparar de alguna manera, no sé si con más literatura o con otro arte que no multiplique la mugre que llevamos dentro.
Para concluir, diré que leer a Frank Motosierra es comprender al mundo, un mundo que le importa más un meme, que el agua contaminada que bebemos todos los días.
Gracias por atender esta publicación, espero adquieras el libro.
Nos olfateamos pronto.
U*[x]*U
¡Auuuuuuuuuu!