Todo escritor es un testigo de su tiempo y a veces en sus textos refleja una parte del pensamiento y las fantasías que rondan en su época. Ante esto, me atrevo a decir que Todo pueblo es cicatriz de Hiram Ruvalcaba es un libro desgarrador y al mismo tiempo hermoso, donde la memoria es la única respuesta que tenemos para hacerle frente a la muerte.
Hiram como testigo de su tiempo es capaz de hablarnos de Tlayolan, un espacio literario que ha desarrollado a lo largo de su obra, en particular, rica en cuentos y una narrativa que no cesa en presentarnos personajes singulares que habitan entre el dolor y la violencia, entre el amor, la infidelidad, la traición, la venganza y los fantasmas, que en su caso no son terroríficos, sino que funcionan de vez en cuando, como una ancla para aferrarnos al cariño, a la justicia y a la esperanza.
«Hiram Ruvalcaba posee una destreza implacable para fraguar tramas inquietantes y combinar herencias que van del true crime y el gótico sureño a la crónica latinoamericana o lo rulfiano y arreolesco, pero su escritura es también algo más; un conmovedor testimonio de la masculinidad del siglo XXI intentando dialogar con sus demonios sin hipocrecía y, de ser posible, sin miedo.»
Julián Herbert en la cuarta de forros.
En su primera novela publicada en septiembre de 2023, Hiram Ruvalcaba da rienda suelta a la mayoría de sus tópicos presentados en sus libros de cuentos como Me negarás tres veces (2017), La noche sin nombre (2018) o Padre sin hijos (2021), y el estilo de crónica presentada en Los niños del agua (2021) por mencionar algunos de mis favoritos, y algo que debemos considerar es que en la narrativa del autor reconoceremos anécdotas, testimonios y algunas frases poéticas que le darán un gran peso a la historia para hacerla memorable, porque no sólo es la violencia física o psicológica por la que pasan sus protagonistas, también están las emociones y pensamientos que nos acercan a ellos, haciéndolos semejantes a nosotros, porque hay varias maneras de sufrir y varias maneras de habitar la felicidad, aunque parezca que se aleje y haya que ir tras ella, como un invidente que tiene raspones en las piernas, cicatrices en las manos y heridas en el alma, pero con el rostro completo y un corazón palpitante y fuerte que nos impulsa hacia adelante.
En Todo pueblo es cicatriz el pasado y el presente se funden en una serie de crímenes y asesinatos divididos en capítulos donde los títulos hacen referencia a la temporalidad y a los cuatro puntos cardinales, que nos ayudarán a centrarnos en una geografía casi ficticia llena de sentimientos que batallan entre la injusticia y la nostalgia por la vieja colonia, la infancia anhelante y lo que era un hogar que sólo le pertenece a aquellos que lo recuerdan. Es verdad que hay algunos detalles que sólo le pertenecen al autor, ya que estamos ante una obra de autoficción que tiene su valor en el ojo crítico, la remembranza del escritor y el cómo desarrolla las diferentes historias que se entrecruzan con la suya, pero el mapa de dolor y de cariño que descarga en sus páginas se puede volver trascendente para todo tipo de lector, ya que es como ir al sepelio de un ser querido, donde un cúmulo de flores y las historias reunidas hacen que la muerte y la despedida sean parte de un ritual por demás poético, tal vez digno, armonioso, célebre o difícil de olvidar, porque lo que lo hace único el encuentro, es que se conjunta a nuestra propia historia, la cual es parte también de la Gran Historia, la del propio ser humano.
La novela de Hiram Ruvalcaba se puede considerar la tercera obra cuyo espacio narrativo lo podemos situar en Ciudad Guzmán, Jalisco, las dos anteriores y de gran relevancia están resaltadas en negritas en la siguiente lista que comparto a continuación, ya que todas son obras narrativas de gran relevancia para la historia literaria del sur de Jalisco y para nuestro país.
La hija del bandido o los subterráneos del Nevado (1887) de Refugio Barragán de Toscano.
El campanario (Editada por entregas en 1929 y 1932) de Basilio Vadillo y publicada completa hasta 1985.
Zapotlán (1931) de Guillermo Giménez.
Pedro Páramo (1955) de Juan Rulfo.
La feria (1963) de Juan José Arreola.
Pedro Zamora, la voz del viento (1982) de José T. Lepe Preciado.
Tola, la delincuencia del lenguaje (1987) de Dante Medina.
Listado realizado gracias a los artículos, comentarios e investigaciones hechas por Wolfgang Vogt y Silvia Quezada.
«Hiram es de esos prosistas de los que uno puede esperar lo más alto: la precisión y sensibilidad al hablar del recuerdo, la infancia, la paternidad y los sentimientos que no caben en un mundo tan convulso. En esta novela, a partir de una tragedia se revelan las dimensiones reales e imaginarias de una familia atravesada por sus deudas con ellos mismos y una herencia de dolor y violencia.»
Laura Baeza en la cintilla que rodea al libro.
Todo pueblo es cicatriz ha sido comentado por destacados escritores y escritoras de la actualidad, ya que además de Laura Baeza y Julián Herbert, podemos encontrar puntos de vista de Eduardo Antonio Parra, Lola Ancira, Antonio Ramos Revillas y Gabriel Rodríguez Liceaga, donde expresan el valor de la obra y el talento de su autor. Además, la casa editorial Penguin Random House hace que el alcance del libro sea tanto nacional como internacional, ya que se puede encontrar en las librerías más relevantes de habla hispana, además de las múltiples reseñas publicadas en medios como La jornada, El País, La Vanguardia o HispanicLA, haciendo que la obra sea un importante suceso, porque estamos ante un escritor que está marcando su propia historia y en un futuro se reconocerá a la literatura del sur de nuestro estado no sólo por las obras de Rulfo y Arreola, también pondremos en el mismo párrafo el apellido Ruvalcaba. Un “RAR” imprescindible para entendernos como hijos del sur de Jalisco.
Cierro la publicación con una entrevista sobre la obra con el autor y una explicación de la IA de OpenAI que nos expone el estilo literario del nacido en Ciudad Guzmán, Jal., que a veces dice ser de Pihuamo.
Prompt: ¿Cuál es el estilo literario del escritor Hiram Ruvalcaba?
ChatGPT: Hiram Ruvalcaba, un escritor contemporáneo mexicano, tiene un estilo literario que combina elementos de la narrativa realista con matices poéticos. Su obra suele centrarse en temas como la familia, la pérdida, la identidad y la cotidianidad, abordando aspectos profundamente humanos y emocionales. A menudo emplea un lenguaje sobrio, cargado de imágenes potentes y simbólicas, lo que da un tono íntimo y reflexivo a sus escritos.
Entre las características de su estilo, destacan:
Profundización en lo cotidiano: Ruvalcaba se enfoca en situaciones comunes y cotidianas, pero con un enfoque que revela las complejidades emocionales y psicológicas de los personajes.
Exploración de las relaciones familiares: La familia juega un papel central en su obra, tanto en los vínculos de afecto como en los conflictos. Examina las dinámicas familiares desde una perspectiva personal y universal.
Uso de la melancolía: Sus relatos a menudo están impregnados de una sensación de nostalgia o tristeza por la pérdida, lo que refuerza la introspección y profundidad emocional de sus personajes.
Economía del lenguaje: Aunque su prosa es poética, no abusa de lo ornamental. Sus descripciones son precisas y evocadoras, lo que permite a los lectores conectar fácilmente con los escenarios y emociones que presenta.
Influencia de lo regional: Ruvalcaba frecuentemente introduce elementos de su contexto geográfico y cultural, reflejando las tradiciones y el entorno del occidente de México.
En resumen, el estilo de Hiram Ruvalcaba es una mezcla de realismo introspectivo y poesía, con un enfoque en lo emocional y lo humano a través de historias que, aunque aparentemente sencillas, profundizan en la complejidad de las experiencias y sentimientos humanos.
Gracias por tu lectura, te invito a conocer más sobre la obra del hijo pródigo de los guayabos y fiel seguidor del Atlas FC y la literatura japonesa.
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¡Auuuuuuuuu!