Breve discurso dirigido a unos rebeldes y queridos alumnos de secundaria y preparatoria que escribían para cumplir con una tarea y en el proceso descubrían algo de sí mismos.
Algo sucede en Zapotlán el Grande, los campos de maíz han desaparecido, el bosque y la vida pierden su batalla ante el "progreso", pero la literatura, ante cualquier predicción y bajo el menosprecio de muchos, florece, avanza impulsada por la pasión de los jóvenes, por su anhelo de encontrar algo más allá de lo que les ofrece su tiempo, algo que sólo vive en cada alma y en cada corazón que siente, que llama, que golpea las puertas invisibles de un cielo que es de todos.
La juventud busca algo más allá del mundo confeccionado por la economía y otras obscenidades creadas por el hombre, y eso me palpita y cuando leo la agilidad de las nuevas palabras, los bríos de la esperanza, me libero, olvido los nombres, abandono los números y las evaluaciones, y escribo, tecleo textos como este donde todos los deseos son uno mismo, nacido desde el puño y la letra de un chico de 12 años, desde la tablet de una chica de 18 que carga en su espalda toda la incertidumbre del mundo. “Cómo será mi futuro”, seguro se pregunta y me cuestiono, y vienen a mí las peores respuestas, pero hoy, a finales de un ciclo sin pandemia, celebro el ingenio, el deseo y la creatividad de los jóvenes que a través de la literatura se expresan e inmortalizan con palabras su realidad.
Los invito a que celebremos el que estamos juntos y podemos encontrarnos en los textos de los demás, en la imaginación y en las historias que seguirán dejando sus huellas por estas tierras, donde seguramente, escondido en algún lugar, un zapote florece ante la adversidad.
Separarse de la especie por algo superior
No es soberbia, es amor
No es soberbia, es amor
Poder decir adiós
Es crecer
Gustavo Adrián Cerati
Y aquí el soundtrack de la galería de unos pequeñuelos de preparatoria.






“La verdadera revolución es ir más allá del instinto y del instante, es amar para toda la vida y con todo nuestro ser”.
Jorge Mario Bergoglio
¡Cuánto talento! “Cuánto mundo,
cuánto espacio y coincidir”
dice la canción.
U*[x]*U
¡Auuuuuuuuu!