¡DIOS!
¡Qué mujeres
qué hambre
qué miseria la nuestra
Dios!
Esperar en medio de su encanto
entre los descuartizados
y los charcos de cerveza
con las cabezas de tus hijos
Patria
sí
tus niños moreteados
tus niñas manoseadas en la vía pública
con doña Veracruz y el país lleno de cadáveres
¡Qué miseria
Dios!
Sé que lo comprendes
porque ríes
abres tus manos
como diciendo:
anda loco
maldíceme
vete
pero aquí estaré para volver a hundirnos
pudrirnos juntos
loco
justo en donde versas o ladras
o haces como viento
que vuelve en medio de la calle
vuelves con un gramo de verdad
loco
sólo un gramo
ya sin pálpito
vuelves
¡Qué miseria!
Quedarnos tembeleques
ebrios
marihuanos
con el hocico ensangrentado
en medio de la podredumbre
¡Dios!
Sé cuando me miras
como diciendo:
haz lo tuyo
loco
haz lo tuyo
aquí nadie dice nada
hazlo
reviéntales la panza
corta sus deditos de un hachazo
anda
déjalas que sufran
que recen
¡Dios!
¡Qué mujeres
qué hambre
qué miseria!
Un poema publicado en la revista literaria Estación Poesía de la Universidad de Sevilla, España en el 2019. el texto pertenece a la serie sobre el ombligo sangriento de la luna, donde la violencia, la perversión y el dolor son la cara de un México que aún debe reconocerse para evolucionar. ¿Señalamos al monstruo que llevamos dentro, al que tenemos en casa, el que ronda a las afueras como el dueño de todo o lo ignoramos mientras la sangre llega al machuelo de nuestras colonias?
El primer paso para combatir nuestros demonios es reconocerlos,
para después volvernos implacables.
Gracias por compartir mis textos con amigos,
se vienen nuevas y buenas noticias en los próximos meses.
U*[x]*U
¡Auuuuuuuuu!